La formación en el puesto de trabajo
a través de los mandos y la información
específica sobre el riesgo.
La labor informativa y formativa en prevención que la Ley
31/1995 exige (artículos 18 y 19) es de un alto coste para la empresa
y puede ser inútil a lo largo del tiempo si no se refuerza
adecuadamente y se integra en el quehacer diario, por lo que
es aconsejable utilizar medios complementarios de carácter
práctico que permitan la consolidación y el mantenimiento de
los conocimientos adquiridos a través de las actividades formativas.
Estas actividades se deben relacionar con la experiencia
e integrarse en la organización y en el entorno laboral, ya que
el exceso de información de la sociedad actual conlleva que, si
ésta no va dirigida al entorno o puesto de trabajo específico, con
frecuencia se desprecie.
La elaboración participada de carteles y folletos informativos
en la propia empresa y adaptados a sus puestos de trabajo y
riesgos específicos y la gestión de los mismos a través de sus
mandos inmediatos es un medio, que no por sencillo es menos
eficaz para la integración de la prevención, ya que todos sabemos
que, además, tienen más efecto los mensajes a medida o
personalizados que los que no lo son.
El estudio de los puestos:
En primer lugar es aconsejable buscar tiempo y oportunidad
para estudiar a fondo los puestos de trabajo donde se pueda
aplicar la modalidad formativa e informativa de refuerzo, mediante
carteles o folletos divulgativos gestionados a través de los
mandos, analizando con detalle el colectivo afectado, la estructura
de la organización y los riesgos específicos.
Después de la selección y clasificación prioritaria de los riesgos,
es conveniente solicitar la participación de los implicados
ya experimentados, si los hay, en la definición de los riesgos y su
prevención y en la forma de tratar la información.
Por último, ayudará a definir la estrategia formativa la concreción
exacta de los objetivos.
Los objetivos y la estrategia formativa:
El análisis detallado del colectivo sobre el que se desea actuar
(antigüedad en el puesto, edad, costumbres, conocimientos
básicos, etc.) y de los objetivos que queremos alcanzar
(proporcionar conocimientos preventivos, cambiar la actitud de
los trabajadores, adquirir nuevos hábitos de trabajo, cambios
de hábitos perniciosos, etc.) establecerán el punto de partida y
las necesidades para poder definir la estrategia formativa, que
valorará las acciones que podrían realizarse, discutiendo entre
el grupo sobre su posibilidad y eficacia. Entre ellas podemos
contemplar las sesiones informativas, reuniones, trabajos de
grupo, exposiciones, periodicidad, reparto de folletos, plazo de
repetición del proceso formativo, evaluación, etc.
La información puede contener uno o varios mensajes, según
se trabajen los temas, pretendiendo en general alcanzar un
fin más integrado que la pura sensibilización o el mero conocimiento
puntual de los riesgos y su prevención. Es importante
que los trabajadores lleguen a comprender “la razón de ser” de
las medidas de prevención y puedan responder a situaciones
imprevistas que no se han podido recoger en las mismas.
La asignación a un mando inmediato de la tarea de la formación
específica en cada puesto o tipo de trabajo facilitará la valoración
de la evolución y la eficacia del proceso formativo. Por
otro lado, la revisión periódica del contenido de la información
escrita sobre la que se trabaje será primordial para el buen uso
de la misma.
El tratamiento del texto y de la imagen:
Existe material divulgativo diverso que trata de los riesgos
específicos en los puestos de trabajo, pero dada la extensión de
los temas que se deben tratar en una empresa, es conveniente
que los responsables de prevención se atrevan a diseñar, sin
reparos, sus propios folletos o carteles informativos sobre los
riesgos específicos de los puestos de trabajo de su empresa.
Hoy en día se dispone de medios gráficos suficientes para
poder realizar los bocetos (ordenador, fotocopiadora, escáner,
PC, impresora color, cartulinas plastificadas, cartón pluma,
etc.). La estructuración de la información y el diseño (color, forma,
tipo de letra, etc.) son de gran importancia en el impacto
posterior, por lo que se deben aplicar unas orientaciones grá-
ficas para el diseño de este material divulgativo, que se indican
en el cuadro adjunto. Dependiendo de la habilidad del personal,
el presupuesto disponible y la duración que se desee, este
material puede emplearse directamente o ser tratado por una
empresa especializada, considerando siempre que toda acción
preventiva es útil.
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